Si piensan que voy a criticar esa maravillosa tradición que es la Celebración de los Reyes Magos, están muy equivocados.
Me encanta.
De hecho, creo que es la única que me gusta.
Primero, porque soy monárquica.
Segundo, porque si hay algo que me "chifla", son las Carrozas.
Y tercero y fundamental, es que si existe algo que mueve mi emoción y piedad, es un Rey en el exilio.
Imagínense si son tres.
Porque esos tres, o bien estaban corriendo una versión ancestral del Paris-Dakar por el Oriente Próximo o estaban exiliados.
Eso último es lo que me temo.
Pese a todo, mantuvieron la dignidad.
No se crean que solo Melchor se estiró, con lo del Oro.
El Incienso y la Mirra - una substancia muy valorada - eran regalos generosos.
Algo así como si hubieran regalado: Oro, Petróleo y Angulas de Aguinaga.
Las cosas hay que situarlas en su época.
Y estos reyes, se portaron como reyes.
Por ello, les ruego que griten conmigo:
- Larga vida a los Reyes Magos.
Bueno. Pues eso.