miércoles

LOS PREMIOS GOYA

Febrero no es que sea un mes de Cine. Más bien es bastante feo. Pero está dedicado al llamado Séptimo Arte.
Acaba con los Oscars y empieza con los Goya, que son los Premios Españoles.
Yo debía estar allí.
Era el Acontecimiento Cultural de la Semana.
Además me encanta el Cine Español.
La última película que ví, me emocionó e hizo brotar mis lágrimas.
Se llamaba "Marcelino Pan y Vino".
Despues no he tenido oportunidad de ver alguna película entera.
Unas veces es debido a que no me entero de lo que dicen.
Los Actores últimamente utilizan un lenguaje - ellos dicen que es el de la calle - mediante el cual, hablan muy rápido y no vocalizan. Así que no les comprendo.
Ignoro cual es esa calle y en que ciudad está. Yo no podría vivir en ella.
Otras veces es debido a que el Director anuncia una película que apela a la inteligencia e imaginación del espectador para entender el guión. Eso sí. Las escenas de sexo o asesinatos no dan margen a la imaginación. Te lo explican clarito, clarito.
La inteligencia la dejan para adivinar si los personajes están vivos o muertos.
Por último, hay una tendencia cansina hacia los temas de una Guerra Civil que hubo aquí, hace ya muchos años.
En USA, que también tuvieron su Guerra Civil, hicieron "Lo que el viento se llevó" y se acabó.
Aquí no hay viento.
Pero insisto: Me encanta el Cine Español.
Así que entré - mayestática y sin mirar a la gente - en el Recinto de los Premios y me senté en el lugar apropiado.
Una vez sentada, tuve un ataque de pánico: No conocía a nadie.
¿Donde estaba el "Glamour" y el "Star System"?.
Pensé que me había equivocado y estaba en la convención de una Compañía de Seguros.
Me tranquilicé cuando escuché al presentador que anunciaba:
- Y ahora, para dar el Premio al mejor Mensajero, recibamos a Pablo Corchea e Iris Semifusa.
Entraron dos jovencitos, que yo hubiera jurado que eran los mismos que estaban antes. En cualquier caso, todos eran clónicos.
El mejor Mensajero, aparcó su moto y dió las gracias repartiendo Telepizzas. Fue muy gracioso.
Vovieron a salir la Semifusa y el Corchea, que llevaba una barba de tres días y que ya era de tres días y una hora.
Al final, cuando le dieron el premio al mejor actor, su barba ya era cerrada.
Todo el mundo parecía que se conocía y se daban besos y abrazos.
Como seguía sin conocer a alguien, me sentí desplazada y me fuí.
Realmente odio el Cine Español.