He tenido mucha suerte con los hombres.
No me he casado.
He tenido a mis pies: artistas, embajadores, grandes hombres de negocios, títulos nobiliarios, obispos (Presbiteranos, claro)...
Ninguno alcanzó mi mano.
Por ello conozco a los hombres en su versión mejor: Afeitados y peinados.
Así conocí a Tío Paco, un amigo español.
Cuando pienso en él me lo imagino como un Golden Retriver.
Los Golden son perros muy alegres, pero se toman muchas confianzas.
Yo le riño frecuentemente. A veces me irrita tanto que deseo pegarle.
Pero yo odio la violencia física. Solo admito la violencia psicológica.
¡Es tan divertida!
Cuando me enfado, se va. No se con certeza donde va. Pero se va.
Si eso ocurre, yo le silbo y en ocasiones viene. Ahora llevo unos días silbando y no viene. Pero volverá. Claro que volverá.
Siempre que empiezo a hablar de hombres, acabo hablando de perros.
¿Porqué será?.
