Los días 30 de Julio y Agosto y, también el Sábado Santo, viajo en tren, a Albacete.
Paso la noche allí, alquilo un coche sin aire acondicionado ni radio y en la Hora punta, me integro en las llamadas Operación Retorno.
Me encantan los atascos. No lo puedo remediar.
Son una experiencia mística.
Prefiero los de Madrid. En Barcelona hay demasiados peajes y en Valencia se me riza el pelo.
Son horas en las que la Naturaleza vence a la técnica. Millones de Euros parados. Impotentes. ¿No es maravilloso?.
Sufriendo el calor, la incomunicación, el hambre, la sed.........y no sigo.
Pasas por el Infierno, el Purgatorio y finalmente el Cielo.
Todo ello experimentado sin que nada te distraiga.
Solo puedes leer la absurda matrícula del vehículo que tienes delante.
Que siempre son absurdas.
No se crean que soy excéntrica o que pretendo ser original; Hay gente que se van andando a Galicia y me han contado cosas del Rocío que ponen los pelos de punta.
Así que yo, cuento los días para estar ya en Albacete.
